miércoles, 8 de octubre de 2008

Pléyade

Mirar una “Noche estrellada sobre el Ródano” de Van Gogh, y al mismo tiempo, interiorizar sus luces dentro de nuestro mundo interior, y permitir que desde lejos llegue un compás de violín que timbre las fibras hasta el estremecimiento, es un simple y bello acto de vivir. Y sentir que el flujo de esa Noche Estrellada -como el de cualquiera noche bajo las estrellas-, el de nuestro Ser, el canto del violín, se asemejan en profundidad, en maneras de expresarse, en el testimoniar de la vida. Sentir sus mismas ondas, vibraciones, su luz que nos abrazan. Entonces, se podrá decir: he vivido, estoy viviendo, o bien, he aprendido a vivir.

Tu imagen
en la cuerda de un violín



En este momento sobre tu imagen
oigo las “4 estaciones” de Vivaldi
siento realidad el canto de su primavera
apremiando un verano de vida plena
bajo el anhelo de un cielo de luna llena

Y en los ensueños de sus compases
veo brillar el crecer de tu concepción
como si se tratara de estrellas que
buscan gestar una nueva constelación
percibo los íntimos latidos de tu ser
y airosa te veo suelta cabalgando
cabellera al viento como vela blanca
sobre el pleamar de la luna llena
sobre las olas que van y vienen
para llegar a dormir sobre la playa
en sus infinitos granos de arenas
como si tu fuera la misma cuna
donde se mece el hijo que gesta
como si tu misma fuera el mismo mar
donde la marea lunar estimula la vida


Tu imagen me llega en ondas de mar
dibujando la distancia entre los dos
en filigrana de una lágrima que pugna
desde el hondo océano de mi ser
señalando un horizonte de aspiración


Y sobre su línea las vibraciones de tu vientre
anuncio de febril trabajo de abejas en miel
como las notas del violín que incansable teje
el canto de primavera con verano otoño invierno
un solo canto que enjuga la lágrima en un compás
para hacerla celebración de la vida que gesta

Mis pupilas se abren para verte mejor
captarte con ansia junto a tu pléyade
tus niños corriendo al lado del que viene
tejer un solo manto que a todos cobije
como las olas que siempre van y vienen
a ensoñar en la arena de la playa


Y ya el canto de las “4 estaciones”
primavera verano otoño invierno
su senda en tonadas está por terminar
apasionado el violín inscribe la huella
sobre un pentagrama fugaz de notas
como jardín silvestre de tus niños




Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi

http://www.epdlp.com/clasica.php?id=521
http://www.epdlp.com/clasica.php?id=523
http://www.epdlp.com/clasica.php?id=522
http://www.epdlp.com/clasica.php?id=525


Fotos del “Blog Fotografía Digital David”

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