martes, 12 de junio de 2018

Flores hablando del amor

Madres e hijos
dos de las simientes
que construyen la vida
¡verdadera!

¡Verdadera!
aquellas madres que saben criar
a los hijos en el crisol del amor
aquellos hijos que  saben amar
para seguir siendo simientes


¡Oh flores!
Flores que hablan del amor de
quién las sembró para eternizarlo
flores que quieren volar en la brisa
queriendo ser juglares  cantando
versos elevando su copa de vino
que exhalan perfumes y colores
llamando a los polinizadores
para que vengan a trasegar
de flor en flor el polen y
den comienzo a la fiesta
de la germinación en este
pequeño palmo de tierra

Y en él bajo el sol yendo
a tejer sus crepúsculos
o las noches encendidas
por el titilar de sus estrellas
imperceptible pero oyéndose
aquel murmullo conservatorio
entre el jazmín y la cayena
con el viejo arbusto la trinitaria
y ¡qué susurros de sus pétalos
sorprendidos por el amanecer!



Y en su fértil suelo anda el
bejuco de la mata de auyama
floreando de trecho en trecho
repartiendo su amor amarillo
entre yerba buena y cilantro
flor de baile y flor de sábila
hasta el pie de la cocuiza
con sus pencas abrazando

Y aquella planta la fortuna
de quien la madre  decía que
era fortuna tenerla porque a la casa
sólo dejaba entrar la buena suerte

Y aquella alegría inundando la casa
cantando el cucarachero o el azulejo
entre las ramas de la trinitaria
cuando despunta la aurora
o ya cayendo la sepia tarde
uniéndose a las flores en
alto canto a la madre

Y en esas tardes de luz sepia
 como mariposa polinizadora va
la madre con su cabellera blanca
entre las matas ramoneándolas y
sus manos prendiéndoles alegría
a cada retoñar de las yemas
mientras regaba las plantas
floreciéndole su dulce sonrisa



Y como si estuvieran esperando la
fresca agua que fertiliza la tierra
uno a uno tímidos grillos de agua
como despertando de largo sueño
comienzan sus timples cantos
hasta un poco antes del alba

Y cuando la madre obligada
leva ancla hacia su morada azul
vestida de surrealismos florales
aquella tierra continúa verdeando
bajo aquella trinitaria y el jazmín
siempre floreciendo regando sus
pétalos púrpuras y blancos
ante el sorpresivo florear en la
madrugada de la flor de baile



Caen llovizna de melancolías que
encojen el alma porque se siente el
pasar del tiempo de mayo a mayo
esparciendo los rastros luminosos
de la madre entretejiéndose entre
los tenues y dulces cantos de
los grillos y de los pájaros que
recuerdan a la melodía de su risa
dibujándonos su imagen en el alma

Y cómo reverberan vivencias
de aquellas noches hasta el alba
trayendo tonalidades esparcidas
que chorrean hilos de melancolías
de los pétalos púrpuras de la trinitaria
silueteando la imagen de la madre
ensimismada en las volutas de humo
que emana su pipa envolviendo las
ramas como si fueran sus manos
que las van ramoneando

Cuántas fases de lunas pasando
cuántos sol de levantes a ponientes
sobre el sembradío fluorescentes y
cuántos enjambres de crepúsculos
sobre el horizonte del lejano mar
llamando al vivir de la vida que
se teje en las honduras del alma
como rayitos de sol filtrándose
semejando al amor de la madre


domingo, 3 de junio de 2018

Rostros ausentes


¡Existimos! pero a pedazos
nos arrancan la vida como
arrancar un palmo de hierba
!existimos bajo una vida que 
no es la que queremos tener!

Pero ¡podemos!
volver a nacer para
volver a empezar
si en verdad queremos
si en verdad decidimos
¡vivir la vida verdadera!
 
Surrealismo/Rafael Olbinsky
Y entre multitudes
encontrándolas o
ellas encontrándonos
en las calles andándolas o
ellas andando en nosotros
entre rostros tropezándonos
los ojos como huyendo pero
dejándonos el pensamiento
para que no quedemos solo

O entrando o saliendo
de lugares públicos o de
unidades de transportes
leves nos tropiezan o nos empujan
sin poder percatar quién o quiénes
¿tú quién eres? ¿hacia dónde van?

Pero levedad imprevista tenue
apenas rozándonos en ropajes
nos testimonian que estamos allí
que existimos y que a algo venimos
aunque habitemos en masa amorfa
¿quiénes somos?¿por qué tan solo
a pesar de andar entre multitudes?
¿qué voy hacer si me encuentro?
pero en verdad ¿para qué existo?
el grito en silencio nos desgarra

Desesperación/Edvard Munch
O vemos si nos permiten ver o
sin querer las más de la veces
o cuando solo algo nos importa
vamos brotando o emergiendo
como volcán en erupción
¡rostros mirando sin mirar o
sin sentir lo que miramos!
unos sudorosos otros tantos
marcados con las angustias
hablando lenguajes de rictus
como en salas de cines

Y bajo ruidos metálicos
 llegamos a nuestro destino
sin saberlo o sabiéndolo
y sin querer o queriéndolo
¡nos miramos como en espejos! o
en los ojos de quienes nos tropiezan
¡qué interrogantes o perplejidades
pendiendo de nuestras cabezas!
 
Conciencia de ser/René Magritte
Y de repente el rostro de un niño que
ayer fue o luchando para seguir siendo
o que todavía no ha dejado de serlo
abrupto rompe la heterogeneidad
asoma su rostro en grito retenido
¿soy? o ¿seré como ellos? pero
¿quiénes son? ¿quiénes somos?
¿por qué no seguir siendo niño?
y el grito se asusta de si mismo
huye mirando a ratos tras de sí

Y el grito como tajo en el rostro
expandiéndose en las multitudes o
rebotando dentro de su propia alma
sólo va bordeando riberas como
para que no noten su presencia
o no entiendan sus significados
o no sepan cuál será su destino
y en ecos se pierde deambulando



El grito/Edvar Munch 
Audiencias indefinibles
¡rostros en espejegidades!
¡tropel de exilados! que
parecen andar esfumados
porque a pesar de serlos
exhiben el rasgo común
de ser rostros ausentes

Sólo imágenes pero
imágenes desleídas
¡verdaderos espantos
que hablan en mimos!
¿ésta es la humanidad?
¡sí por el momento es!
¡ésta es la que tenemos!

Procesiones andantes
como buscando su identidad
¡rostros en series constipados!
¡una exposición de cuadros de
agresiones de frustraciones de
las desesperanzas de esta vida!

Atardecer en el paseo/Edvard Munch
Pero también rostros anhelantes porque
temen perder el poco amor conquistado y
esperan que el tiempo traiga otro tiempo
¡donde la vida tenga su porvenir!
y donde pueda florecer el amor
como pan repartido en cada día

Entonces el hombre mira el mar
y siente que su rostro igual le mira
desde allá su horizonte saludándole
expresándole que él también
si decide puede tener horizonte
¡destellos se lo testimonian!

Y ensimismado ve a
las olas jugando como niñas
corriendo alegres unas tras otras
unas límpidas rostros sonrientes
otras rostros riendo en espumas
seguras unas bañando la costa
otras llegando feliz a la playa
al oído nos susurran cómo el mar
seguro cumple el vivir de su vida
como seguro debe ser en toda vida





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