jueves, 17 de mayo de 2007

Y ESA IMAGEN...!


Y esta imagen
a partir de ahora la llevaré
prendida en mi alma
y ella –mi alma- tambièn
su gemela serà






LA LLUVIA


La lluvia

Airosa en un viento alado
a tu nidal alzaste vuelo
hollando en el aire tú huella
como quien deja algo olvidado
una débil lluvia en estela blanca pertinaz caía sobre las hojitas verdes
que siempre miro a través de mi ventana
y desde su dintel se hacía en neblina
sobre un tenue sol de vivo amarillo
haciéndome provocadoras cabriolas

Y algo cálido imprevisto sin dejarse ver
empezó ascender en impulso de emoción
paso a paso sutil se tejía en melancolía
como vivo testimonio de un anhelo vivir

Y era ver las gotitas en los bordes de las hojas
tercas para que tú presencia prendida quedara
tocadas como racimos con mis propias manos
para dejarme sentir el momento esperado
tres uvas vidas ya maduras en alegría pura

Y así todo mi ser se puso en tensión afectiva
¡me dije: solo un poco hay que esperar!
cerré mis párpados dejándole una pequeña luz
y como niño volví otra vez en ofrenda abierta
Y te juro compañera que cigüeñas vi cruzar
las mismas que a mi madre le oí contar

¿Qué signos me hablan?
¿Quiénes desde entrañas se aproximan?

Una melodía el silencio me deja escuchar
¿o es mi madre canturreando?
como tañidos de pianos de un nocturnal
y esa lluvia persistente en mayor caudal
en blanquísima luz transparente se avivó
preludios de los contornos de un triple nacer
y vi tres niños anidados sobre sábanas blancas
y muchos cascabeles de risas locas en tropel
que toda la atmósfera apenas podía sostener

Y la alegría con ímpetu quería salir
a repartirse sin ataduras por el mundo
como si de verdad viviéramos un vivir
pero la vida misma un alerta nos deja oír
que la propia alegría aconseja acompañar
¡porque oigamos!
aún es tiempo de solo acampar

Y sabemos…
aún no es tiempo de vida verdadera
aún no es tiempo de alegría libre
pero sabemos…
dentro del ser puro que somos
develar podemos la vida verdadera
hacer que la alegría ande a sus anchas
y en sus entrañas tiempo nuevo nacer

Y la lluvia empeñada seguía cayendo
como dedos quedo sobre teclas de pianos
jugando a oír las notas del largo nocturnal
de purísimos fa y purísimos sol entretejidos
prefigurando nubes blancas entre hilos de lluvia
Y entre sus rendijas otra vez la nostalgia
como lo hace el sol sobre los trazos del crepúsculos
urdimbre de lluvia sol y nube que compone la mañana
Y mi mirar queda extraviada entre su tejido iluminado
y otra vez vuelvo hacer el niño que solo quiere jugar
mis manos sumidas en doblajes infinitos del blanco papel
la fantasía de mis barquitos que con amor pongo a navegar
en alegres ríos que la lluvia diligentemente hace renacer
y los veos jubilosos balancearse sobre las sepias olas
llevando a no se donde las primeras cargas de mis sueños
que la lluvia me los hace vibrar desde el fondo del tiempo
como golpe sucesivos de agua fresca sobre la borda
¿Qué habrán sido de ellos?

Y siento que la espera se hará un poquito más larga
le permito a mis ojos entrever un poco más de luz
mientras la lluvia sigue cayendo en tintineo labrador
y siento llegar los sonidos dulces desde otras riberas
el canto de queridas entrañas nacidas de las mías
el nacer de hijos de mi hija para nueva primavera

Y de golpe como ola marina que golpea la costa
¡caigo en cuenta!
éste vivir nuestro
es un vivir en tiempo de nostalgia
un tiempo hecho de nuestros sueños
y somos en este tiempo
una vida de pura nostalgia
pero la nostalgia que intuye la vida pura
la nostalgia que nos aproxima la alegría
en un sediento anhelo de beberla ya

Y así vivimos compañera de la vida…
mientras transitamos este camino
entre alertas y nostalgias
siempre plantitas verdes
el vivir de nuestras vidas
alzando copas celebrémoslo

LA RISA DE MI MADRE























La risa de mi madre
Siempre estuvo adentro
en su alma
en su corazón
viene de sus entrañas
La risa vino con ella

Niña mi madre
También tuvo sus muñecas
jugaba a mamá
a crianza de niños
Y desde entonces
siempre fue niña
y desde entonces reía
y se hizo mujer con su risa
y sus hijos poco veían su risa
poco la disfrutaron
porque su risa estaba adentro
en su corazón
en su alma
y no la veían

Niña mi madre
Carmen Susana
se le veía bordar
sus manos magian
tejidos coloridos
para vestir la mesa de todos
engalanar la cama de sus hijos
primor sus muñecas
nacidas de sus manos
y con las agujas de bordar
iba punteando el hilo
se hacía más niña
y su sonrisa a flor de labio
acompañando la puntada

Mi madre frente a otros poco reía
Su trabajo de abeja la absolvía
el afán por sus hijos no la dejaba
el madrugar a la molienda de maíz
el fogón de leña siempre encendido
el fabricar de arepas para la venta
mandar su hijo a vender arepas
y luego tenerlo limpio para la escuela

Así hizo su infancia
Así se hizo mujer
Así se hizo madre siempre
y poco se le veía reír
o reía y no la veían reír
Sus hijos
sus hijos eran su risa
Y ellos reían y ella reía

Pero a ella poco la veían reír
Porque su risa sonaba adentro
como el eco dentro un aljibe
como alegría dentro de ola marina
Como la lluvia dentro de la nube
Risa profunda del alma
Como el verbo dentro del Hombre

Pero cuando reía
cuando su risa salía
ella se hacía universo
danza de abejas
estrellas bailando
crepúsculos y amaneceres
mundo nuevo anunciándose

Y sonaba su risa cantarina
mar abierto y oleado
viento jugando con las olas
el aire dentro del caracol
cataratas desbordantes
luz desparramándose
maná de leche materna

¿Entonces madre?
Tu risa estaba allí
siempre estaba allí
y los hijos poco la veían
Pero los hijos reían
y era ella quien reía
Y cuando ella misma reía
era el mundo soñado cuando niño
el mundo que algún día llegará

En la risa de una madre
está la risa del mundo
está la alegría que se espera
¡Hijos venla que es su risa!
¡Venla que es el mundo que esperan!
Y si hay risa de madre
el mundo nuevo llegará
los dioses se evaporarán
y este tiempo terrible pasará

Entonces tu risa madre
risa de adentro y de afuera
una sola risa ancha como el mar
una sola alegría como puerto abierto
¡Carmen Susana!
pan para todos
madre para todos

EL HOMBRE: EL MISMO EL PROPIO POEMA


.















En sus HOJAS DE HIERBA, el poeta Walt Whitman, nos señala de modo indirecto, la razón, la causa del mal tiempo que hoy al hombre le ha tocado vivir: un tiempo fundado en un HACER que niega la "soberbia amistad" que le concibe el poeta. Y por el contrario, en forma directa, con precisión en sus Hojas, le señala la solución: un tiempo, una vida, un HACER, fundado en “una soberbia amistad” ¡El amor entre los hombres! Reflexionemos, y con sentido de proyección, este breve poema de Witman:

A Oriente y a Occidente
Al hombre del Estado Marítimo y de Pennsylvania,
Al canadiense del norte, al meridional que yo amo,
Estas hojas; sé que os pinto tan bien como a mi mismo,
los gérmenes están en todos los hombres,
Creo que el fin principal de estos Estados es fundar una soberbia amistad,
exaltada, desconocida antes,
Porque comprendo que ella espera, y ha esperado siempre, latente en todos los
hombres.


Nosotros, prolongando a Whitman, decimos:

“A Oriente y Occidente”, a todo punto del planeta Tierra, a cada punto del Universo, cuando logre habitarlo, el hombre deberá “fundar una soberbia amistad, exaltada, desconocida antes”. Y si aún no la ha echo, como en efecto así lo es, debe saber que está en mora con este mandato universal natural. Y también debe saber, profundamente, en su conciencia, que esta tarea universal, “una soberbia amistad”, está en “espera, y ha esperado siempre, latente en todos los hombres”. Por que “los gérmenes están en todos los hombres”

Y cuando el hombre, por fin, decida sustituir la actual historia, por otra, fundada sobre esta “soberbia amistad”, advendrá ese momento glorioso, esperado, el momento de la construcción de la Humanidad plena, la Humanidad porvenir: una Humanidad fundada en el amor, sobre “una soberbia amistad”. Y habrá de ser así, porque “los gérmenes están en todos los hombres (…) Porque comprendo que ella espera, y ha esperado siempre, latente en todos los hombres”.

Y frente al actual estado de cosas que hoy vive el hombre, y que configura, su actual malvivir, “ella”, la Humanidad de “soberbia amistad”, constituye su más hermosa y cara esperanza. Diríamos, la madre de todas las esperanzas.¡Estamos en espera por ella!
¿Podríamos OTRO HACER hacia ella?

¿Y podría una sociedad, un tiempo, una Humanidad, crear su propio espacio, su tiempo y su historia sin la compañía de la alegría? ¿Y cómo habría de ser esa alegría? Otra vez, le damos la palabra al poeta Whitman, y traemos fragmentos de su Canto de Alegrías

CANTO DE ALEGRIAS

¡Oh, componer el canto más jubiloso!
¡Lleno de música –lleno de virilidad, de lo femenino, de lo infantil!
Lleno de ocupaciones comunes –lleno de mieses y de árboles.
¡Oh, las voces de los animales –oh, la rapidez y el equilibrio de los peces!
¡Oh, encerrar en un canto la caída de las gotas de la lluvia!
¡Oh, encerrar la luz del sol y el movimiento de las olas en un canto!
¡Oh, la alegría de mi espíritu –ha escapado de su jaula- parte como el relámpago!
No me basta poseer este mundo y el tiempo limitado,
Poseeré millares de mundos y el tiempo infinito.
(…)
¡Oh, el paseo gozoso por campos y laderas!
Las hojas y las flores de las hierbas más comunes, la quietud fresca y húmeda de los bosques,
El olor exquisito de la tierra en la aurora y durante toda la mañana.
(…)
¡Oh, la alegría de esta vasta simpatía elemental que sólo el alma humana es capaz de engendrar y emitir en ondas constantes e ilimitadas.

¡Oh, las alegrías de la madre!
Las vigilias, la resistencia física, el amor precioso, la angustia, la vida pacientemente ofrecida.

¡Oh, la alegría del aumento, del crecimiento, de la recuperación,
La alegría de arrullar y pacificar, la alegría de la concordia y la armonía.

¡Oh, volver al lugar de mi nacimiento,
para oír cantar a los pájaros una vez más,
Para vagar por la casa, por el granero y los campos otra vez,
Y por el huerto, y por los viejos senderos otra vez.
(…)
Oh, la alegría de mi alma, que se apoya en equilibrio sobre si misma, que recibe la identidad a través de la materia y que la ama, que analiza las personalidades y las absorbe,
(…)
¡Oh, concebir el espacio!
La abundancia de todas las cosas, que no tiene límites,
Salir y ser del cielo, del sol y de la luna, de las nubes vagarosas,
Confundirme con ellas.
(…)
¡Oh, la alegría de un yo viril!
No ser esclavo de nadie, no deber deferencia a nadie, a ningún tirano conocido o desconocido,
Marchar erguido, con pasos vivos y elásticos,
Mirar con mirada calmada o con ojos relampagueantes,
Hablar con una voz llena y sonora, que sale de un pecho robusto,
Poner frente a mi personalidad todas las otras personalidades de la tierra.
(…)
¡Oh, hacerme a la mar en un navío!
Abandonar esta intolerable tierra firme,
Abandonar la monótona uniformidad de las calles, de las aceras y de las casas,
Abandonar, oh tierra sólida e inmóvil –embarcarme en un navío,
Y ¡navegar, navegar, navegar!
(…)
¡Oh, hacer de la vida, desde ahora, un poema de nuevas alegrías!
¡Bailar, batir palmas, regocijarme, gritar, saltar, rodar y rodar, y navegar siempre!
Ser marinero del universo, dirigirme a todos los puertos,
Ser el navío mismo (contemplad, en efecto, estas velas que despliegan al sol y al viento),
Un navío veloz que hincha sus velas, lleno de palabras fértiles, lleno de alegrías.

EL HOMBRE: EL MISMO EL PROPIO POEMA (II)


El hombre de este tiempo vive una gigantesca circunstancia: su cárcel. Y es toda ella una historia imprevista, abrupta. Una historia contra la voluntad del hombre y su derecho a la vida. El hombre viene matándose desde hace siglos. A este terrorismo, de ayer, de hoy y el de “mañana”, le oponemos estos textos y este Poema. En síntesis, la Canción de la Vida, de siempre y por siempre:

¡VIVIR!...

¡VIVIR!
Hermosa tarea
Simple tarea
Sencilla tarea

¡vivir!
Si uno quisiera
Si el hombre quisiera…

Por eso...
Por toda la aspiración
que cabe en el pecho



Y Mery Sananes nos habla sobre el poeta Nazin:

Nazim Hikmet (Salónica, 15 de enero de 1902 / Moscú 03 de junio de 1963) verso y palabra tejidos en el interior del corazón, desde la primera vez que vimos deletrear la libertad desde el fondo de un pozo que jamás fue almácigo de agua. Desde entonces nos acompaña dulcemente como una banderola extendida de sueños, como un suspiro que se nutre de la lluvia, como un tiempo que algún día se construirá sin cárceles ni carceleros, hecho a la medida de sus agigantías de amor.


Invitamos a recorrer sus recintos amurallados
desde los cuales dibujó los horizontes sin límite del infinito oficio de vivir. Hizo del planeta su casa, y del grano de trigo que no fue pan para su mesa, un campo servido de flores para festejar la vida. Delineó la condición humana, desde donde le quitaron hasta el aire. Y dibujó sobre paisajes invisibles el paso del viento, el sonido de las aguas, el concierto de la alegría cuando el hombre ama. Surtió la vida con el manantial de su dulzura, como si lo terrible no existiera derramado como un precipicio sobre las pupilas desencajadas de un tiempo sin futuro. Y abrió boquetes como quien siembra membrillares en el huerto imaginario de los espacio de la luz.

Sus versos son andanzas para establecer con ellos un estatuto del vivir. ¿No bastaría acaso para dejar de vivir sobre la tierra como un inquilino, para vivir como una ardilla sin esperar nada fuera y más allá del vivir? ¿No será suficiente comprender que en las cuatro estaciones se encierra todo el secreto de lo vivo y que en las estrellas más lejanas está escrita la lección del vivir? ¿No podremos acaso, armados de flor y arcilla, brisa y rama, aldea y universo, comenzar a edificar la casa del hombre, sin muros ni murallas, sin alcabaleros ni gendarmes, sin legiones de sepultureros, tan solo con la mano extendida hacia el hermano hombre, para sembrarle amaneceres a la muerte?

Ahora, veamos, lo que nos dice el propio poeta:

No vivas en la tierra/
como un inquilino/
ni en la naturaleza/
al modo de un turista/
Vive en este mundo/
cual si fuera la casa de tu padre/
Cree en los granos/
en la tierra, en el mar,/
pero ante todo en el hombre./
Ama la nube, la máquina y el libro/
pero ante todo, ama al hombre/
Siente la tristeza/
de la rama que se seca/
del planeta que se extingue/
del animal inválido/
pero siente ante todo la tristeza del hombre./
Que todos los bienes terrestres/
te prodiguen la alegría/
Que la sombra y la luz/
te prodiguen la alegría/
Que las cuatro estaciones/
te prodiguen la alegría/
Pero ante todo, que el hombre/
te prodigue la alegría


De su libro de poemas Duro Oficio el Exilio, editado por Editorial Lautaro de Buenos Aires en 1959. La traducción al español es de Alfredo Varela, realizada con la colaboración del autor.
www.45-rpm.net/palante/hikmet.htm


ACERCA DEL VIVIR

El vivir no admite bromas./
Has de vivir con toda seriedad,/
como una ardilla, por ejemplo;/
es decir, sin esperar nada fuera y más allá del vivir;/
es decir, toda tu tarea se resume en una palabra:/
VIVIR./
Has de tomar en serio el vivir./
Es decir, hasta tal punto y de tal manera/
que aun teniendo los brazos atados a la espalda,/
y la espalda pegada al paredón,/
o bien llevando grandes gafas/
y luciendo bata blanca en un laboratorio,/
has de saber morir por los hombres./
Y además por hombres que quizás nunca viste,/
y además sin que nadie te obligue a hacerlo,/
y además sabiendo que la cosa más real y bella es/
VIVIR./
Es decir:/
has de tomar tan en serio el vivir/
que a los setenta años, por ejemplo,/
si fuera necesario plantarías olivos/
sin pensar que algún día serían para tus hijos;/
debes hacerlo, amigo, debes hacerlo,/
no porque, aunque la temas, no creas en la muerte,/
sino porque vivir es tu tarea.
II
Sucede, por ejemplo,/
que estamos muy enfermos;/
que hemos de soportar una difícil operación;/
que cabe la posibilidad/
de que no volvemos a levantarnos de la blanca mesa./
Aunque sea imposible no sentir/
la tristeza de partir antes de tiempo,/
seguiremos riendo con el último chiste,/
mirando por la ventana para ver/
si el tiempo sigue lluvioso,/
esperando con impaciencia/
las últimas noticias de prensa./
Sucede, por ejemplo, que estamos en el frente,/
por algo, por ejemplo, que vale la pena que se luche./
Nada más comenzar el ataque, al primer movimiento,/
Puede caerse cara a tierra, y morir./
Todo esto hemos de aceptarlo con singular valor,/
y a pesar de todo, preocuparnos apasionadamente/
por esa guerra que puede durar años y años./
Sucede/
que estamos en la cárcel./
Sucede /
que nos acercamos/
a los cincuenta años,/
y que falten dieciocho más/
para ver abrirse las puertos de hierro./
Sin embargo, hemos de seguir viviendo con los de fuera,/
con los hombres, los animales, los conflictos y los vientos,/
es decir, con todo el mundo exterior que se halla/
tras el muro de nuestros sufrimientos;/
es decir: estemos donde estemos/
hemos de vivir/
como si nunca hubiésemos de morir.
III

Se enfriará este mundo,/
una estrella entre las estrellas;/
por otra parte una de las más pequeñas del universo,/
es decir, una gota brillante en el terciopelo azul,/
es decir, este inmenso mundo nuestro./
Se enfriará este mundo un día,/
algún día se deslizará/
en la ciega tiniebla del infinito/
-no como una bola de nieve,/
no como una nube muerta,/
como una nuez vacía./
Desde ahora mismo se ha de sufrir por todo esto,/
ha de sentirse su tristeza desde ahora,/
tanto ha de amarse el mundo en todo instante,/
se le ha de amar tan conscientemente/
que se pueda decir: "HE VIVIDO"


Traducción ©1970 Soliman Salom
De "Nazim Hikmet: Antología", Alberto Corazón, Editor, 1970, Madrid

Mas poemas http://rehue.csociales.uchile.cl/rehuehome/facultad/publicaciones/autores/nazim
http://www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Nazim_Hikmet.html
www.epdlp.com/hikmet.html

¡Señores, es verdad! La violencia ha sido, y aún sigue siendo, la gran herramienta de “construcción” que el hombre ha utilizado, tanto para llegar a ser lo que hoy es como para modelar la naturaleza en su solo provecho. Y con esta acción llega a conformar un tiempo y una historia para un mal vivir: un modo de vida que hoy rige su vida social.

Pero no es con este tipo de herramienta que estamos comprometidos. No es con este hacer que queremos continuar. Es otro el que queremos contribuir a fundar, otro de signo contrario al actual, y con él, una nueva historia y sociedad de hombres libres. Son muchas las obras de hombres-poetas que señalan este camino. Una de ellas es la del poeta turco Nazim Hikmet. Ellos nos dejaron planteados sus aspiraciones y luchas por un mejor y verdadero vivir.

Sus obras son huellas de sus afanes que nos dejaron. Retomarlas o dejarlas es la decisión crucial del hombre para justificar-prolongar su existencia o seguirla negando. En “elpajaroamarillo” las retomamos, y las iremos dando a conocer. En esta oportunidad, traemos este trozo de la obra de Hikmet, una pequeña muestra de su quehacer, que lo convierte en el poeta de la esperanza y vencedor de adversidades.


DON QUIJOTE

Caballero de la juventud inmortal:
a los cincuenta años se dejó arrastrar
por su idea, que latía en su pecho.

Una mañana de julio salió a la conquista
de lo bello, lo recto, lo justo.

Ante sí: el mundo
con sus gigantes
tontos y malos.
Debajo: Rocinante.
Triste, pero heroico.

Yo lo sé:
si por azar cayeras en la pura nostalgia
y tienes además un corazón más blando que la nieve,
no habrá más caminos, Don Quijote, no habrá más caminos.
Hay que luchar con los molinos.

Tienes razón.
Sin duda, tu Dulcinea es la mujer más bella de la tierra.
Sin duda hay que gritarlo a la cara de los hipócritas.
Te arrojarán a tierra.
Te apalearán ferozmente.
Pero tú, paladín invencible de nuestra sed,
seguirás ardiendo como una llama
firme dentro tu coraza de hierro.

Y Dulcinea se volverá doblemente bella.


Nazim Hikmet.


Y lo reafirmamos: también saldremos con Hikmet, a la ”conquista de lo bello, lo justo, lo recto”. Haremos caminos enmendando “yerros” para abrir sendero ancho al ”Canto a mi mismo” que Walt Whitman nos deja en sus HOJAS DE HIERBA..
Y de “enmendaduras” a “enmendaduras” cerraremos la brecha. Y juntos todos, de la mano de Vincent Van Gogh, llevaremos a realidad la pincelada de sus GIRASOLES,
con la misma fuerza de sus palabras: “encuentra bello todo lo que puedas”, reafirmada en su hermosa enseñanza: ”Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza, y el que mucho ama realiza grandes cosas y se siente capaz, y lo que se hace por amor está bien hecho”.

Y frente a la violencia que hoy rige nuestras vidas, y que nos obliga a caminar dentro de una historia que nos es ajena, empuñamos los fuegos y fuerzas de estos poetas-hombres para salir al combate por la verdadera vida:

Porque creemos
en estas fuegos fuerzas
en este camino
en este ”Canto a mi mismo”
en este mucho ”amar tanto como se pueda”
en este amor
en ”esta verdadera fuerza"
de todos nosotros
¡poetas-hombres!
Porque todo lo que esté hecho
”por amor está bien hecho”

EMBUSTERIA DE MADRE


Un 31 de mayo, unos años atrás, un hijo escribió este poema-vida a su madre. En esa fecha ella había izado sus velas para regresar al mar de donde vino, con su canasta de amor a cuestas, con la que siempre repartió su gigante corazón hecho de helechos y corales. Y fue como si de pronto el oleaje se hubiera detenido para dejar escapar la sal a la estación de los cielos.

El hijo supo deletrear en el silencio lo que la madre le decía y con ello afirmó esa condición humana de no desaparecer jamás de los sitios y los seres que amamos. Cumplir la mágica misión de ser hijo, dando continuidad a ese ciclo maravilloso y eterno de lo que somos.

En ese periplo encantado cada inicio vuelve de nuevo a los orígenes, es decir, a rescatar lo humano que nos define. A veces en el tiempo y con la historia de todos y de cada quien, esa condición se devasta, atropella, quiebra o sumerge en tiempos sombríos. Pero de nuevo insurge en su sueño de instalarse en la tierra como lo que es. Semilla de humanidad, especie en desarrollo, que no tiene más límites que la infinitud del universo.

Esta carta de un hijo a su madre, reproduce la carta que todas las madres quisiéramos escribir a nuestros hijos. Para que no olviden, para que comprendan, para que escuchen que en el susurro del viento hay algo nuestro que habla, que en el vuelo de las mariposas hay señales de nuestro ir y venir. Y sobre todo para que dejen sus huellas para que, a su vez, los hijos que vendrán sepan encontrarlos más allá de toda distancia. Un primero de mayo es buena fecha, como cualquiera otra, para dejarla aquí, entre estas embusterías, que son cosas que se reflejan en las pupilas del niño.

Tal vez algún día las relaciones que se establezcan entre los hombres, sean relaciones de hermanos, de padres a hijos, de hijos a abuelos, de abuelos a nietos, porque después de todo la inmensa y vasta especie humana es una gran familia, con una mesa común que es este planeta, con una residencia múltiple, con una alegría que ríe en infinitas coralías.

Ese día, el trabajo será la más alta evidencia de nuestra capacidad creadora, porque será como ser ingeniero de los espacios sin cercas, arquitecto de los granos y los frutos, jornalero de los caminos, persistente indagador de las mareas, la velocidad de la luz, las ondas sonoras. Obreros fabricantes de manjares de miel. Esforzados segadores de estrellas.

Sabemos que para muchos estas palabras no tienen mayor sentido en un mundo en el que todo tiene un precio y un sello de propiedad. Sin embargo, cuando el hombre-humano que somos se desata de cercas, se deshace de los límites que le han impuesto a su propia e irrenunciable condición, entonces vuela libre en el territorio de la ternura, el afecto, la solidaridad y la fraternidad. Le gusta adornar los días con hierbas olorosas y festejar al que aun no conoce con un ramillete de siemprevivas.

Detiene el tiempo en el dintel de una ventana a ver pasar la nube y acampar en las pupilas de un niño triste. Reconstruye el universo a partir del color de unos guijarros. En su solar aroman hierbas que curan y en su fogón se cuecen siempre confituras para compartir. Vuela papagayos para alcanzar la estatura de las estrellas. Y sabe que en el diminuto corazón de una hormiga cabe todo el misterio de la vida.

Pero vivimos aún en un mundo que ha cedido su humano espacio a las guerras y a la violencia, al poder y a la acumulación, a la venta y a la compra, al horror y a la devastación. Por ello es menester inventarse cada día, cada uno, una palabra-acción humana, para ver si de tanto taladrar la piedra logramos entre todos hacer de ella el cincel de una nueva historia, en la cual cada quien construya su propia ofrenda a la vida.

Mientras, en estos tiempos oscuros, las madres y los padres, tenemos que seguir enhebrados de las hojas, los luceros, la brisa, las gotas de rocío, la canción de los sapitos, la reverberación de los peces, para cuidar, proteger, acompañar a los hijos, que son todos, donde quiera que estén, hasta que sobreviva al fin la alegría en cada uno de los rostros que aguardan el milagro de un tiempo de humanidad.
MLS

¡Madre!
Buenos días madre
¿ríes madre?
Sí, hijo río
río para ti
desde siempre
y ahora que estoy lejos

¿A dónde vas madre?
sabes donde hijo…
Sí lo sé madre
vas como todos los días
al mercado o
a la bodega más cercana
vas a la compra diaria
la comida de tus hijos
tu almácigo de semilla dulce
tu nube blanca de agua fresca
tu canasta de amor

¿Quién te lo pide madre?
¿Quién te lo manda madre?

Mi corazón hijo
Soy madre hijo
siempre
y ahora que estoy lejos

¿Quién madre?
Ustedes hijo…
los hijos hijo
ellos me lo dicen sin decirlo
ellos me lo piden sin pedirlo
ellos me mandan sin exigirlo
siempre lo han hecho sin hacerlo
lo siguen haciendo
siempre lo hacen
y lo seguirán haciendo
¡soy madre hijo!

¿Y desde cuándo madre?
Siempre hijo
desde que te traje al mundo
durante tu crecer
ahora que eres grande
y ahora que estoy lejos
ahora que te abrazo en espíritu
que te abrazo con mi atmósfera
que me hago brisa para abrazarte
y bañarte con mi rocío mañanero
hecho de tu lágrima alegre
que dejaste en mi siembra

¿Quién madre?
Mi corazón hijo
mi amor hijo
desde siempre
en la tierra
en el mar
en el viento

Y ahora que estoy lejos
siempre hijo
ahora con los hijos del mundo
siempre hijo
¿Lejos madre?
Sí lejos…
y cerca a la vez
no ausente hijo
otra morada
cerca hijo
lo sabes hijo
soy madre hijo

¿Y qué haces madre?
Tu canasta de amor hijo
tu semilla en mi almácigo dulce
la canción que te hice desde niño
mi sudor y mi trabajo de amor hijo
el olor de mi cuerpo
sobre tu cuerpo hijo
el roce de mi alma
sobre tu alma hijo
haciendo una sola hijo
siempre juntos hijo

¿Viajas madre?
Si hijo viajo
siempre he viajado
soy navegante hijo
en el mar
en la tierra
en el viento

¡Madre siempre
no olvides mis recados!
Nunca hijo
¡nunca!
en la tierra
en el mar
en el viento

¿Cuándo vienes madre?
¡Estoy contigo hijo!
¿Te veo madre?
Siempre que tu quieras!
Cierto madre
si madre
madre siempre

¿Y dónde estás madre?
Sabes donde estoy hijo
y sabes donde voy
lo sabes bien hijo
Si madre lo sé
sé donde hallarte
lo sé bien…
en la tierra
en el mar
en el viento
en mi alma

Y madre…
nunca se me olvida
31 de mayo de 1999
madre
estás en el tiempo


jaced

EL COCUYO GUARDABOSQUE




Era un día de verano cuando los hombres se reunieron. Y con ánimo festivo dijeron: ¡vamos al bosque a bailar y a comer, sobre todo, beber y comer! Llegaron con sus bolsas de comidas y bebidas, guitarras y tambores y armaron tremenda fiesta en un claro del bosque. Y fue tanto el alboroto que logran atraer una tropilla de ardillas, luciérnagas, lechuzas, liebres, mariposas, lobos, tigres y lombrices de tierra, quienes curiosos se acercaron a distancia prudente. Y mucho se preocuparon: ¿irán a encender fuego? ¿cuánto tiempo irán estar? ¿irán a dejar sus latas y botellas de bebidas? ¿limpiarán al bosque cuando terminen su fiesta? ¡Quien sabe!, respondió la ardilla. ¡A lo mejor si lo harán!, tranquilizó la lechuza Y después de verlos bailar y oír sus canciones, ya muy avanzada la noche, se fueron a sus hogares. Pero que va no podían apaciguar sus ánimos: ¡Caramba, esta noche no podré dormir!, dijo la lombriz ¡Tampoco yo!, acompañó la voz del tigre. ¡Mejor vamos a contárselo al guardabosque! hablaron en coro. Y tomaron el camino que va a la cabaña del guardabosque.

El guardabosque era un cocuyo grande y de color marrón como la tierra fresca, quién los recibió con palabras gratas y cariñosas: ¡Y a estas altas horas de la noche que visitas son esas! ¡Algo entre manos traen! ¡Los veo intranquilos! ¡Si hermano cocuyo, estamos preocupados!, casi gritaron el lobo, la liebre y el león ¿No se ha enterado aún, señor guardabosque!, en tono calmado añadió el caimán. ¡Entren, pues, y cuentenme con calma lo que les inquieta! ¡Pero antes tomemos un cafecito, y con su calor, me contarán! Y en la salita amena, bañada por la luz plateada de la luna, al son de cafecitos dulce y calientitos se dio la conversación. Y la ardillita y la lechuza le contaron todo al Cocuyo, quién, muy atento oía, entre chupada y chupada de su pipa, de tabaco aromático. Su entrecejo empezó a encogerse, mientras iba oyendo. El cocuyo se paró, y a zancadas iba y venia por la sala de su cabaña. En verdad, empezó a inquietarse. Compartía la angustia de sus amigos. ¡Que cosas las de los hombres! ¡Y no me dijeron nada! ¡Yo los hubiera ayudado hacer mejor las cosas! El cocuyo hablaba en voz alta para que todo el bosque lo oyera. Y también la bella luna llena que desde arriba dejaba caer sus encajes blancos. Una brisa fresca y tibia soplaba en la noche espléndida, y arreglaba los pétalos de las flores para la mañana que pronto se anunciaría. Un número mayor de animales empezaron a congregarse en torno a la cabaña. Y La luna con voz cálida anunció: ¡Yo ayudaré! Aumentó la intensidad de su luz plateada, que bañó cada rincón del bosque. El lugar de la fiesta quedó tan iluminado como si fuera de día, y los hombres entendieron que no era necesario prender fogatas.

Los animales reunidos, una a uno expresaban sus inquietudes: ¡sabemos que en otros sitios se han provocados incendios!, con su trompa dijo el elefante ¡Y mucha basura queda regada contaminando el ambiente!, desde su altura apuntó la Jirafa. ¡Calma, calma! ¡Confiemos que los hombres sabrán divertirse haciendo bien las cosas!, con voz firme tranquilizó el Cocuyo guardabosque. Sobre el bosque se anunció el alba del nuevo día, y todos se fueron a sus hogares a recuperar un poco las horas no dormidas. El sol, la luna, los animales, todo el bosque, confiaron que los hombres harían las cosas bien. Y los hombres gozaron su fiestón. Al día siguiente, cansados, se marcharon a sus casas. Pero no recogieron sus latas, botellas, bolsas plásticas y cajas. Pero de esto nadie se enteró.

Y como todos los días, al primer bostezo de la aurora, el Sol salió a su misión: terminar de madurar los frutos, aligerar la fotosíntesis de las hojas, almacenar energías en los tallos y calentar a toda la tierra para nuevas cosechas. Y el Sol, de hemisferio norte a hemisferio sur, hacía su recorrido. También el Cocuyo hacía el suyo habitual. Y por los caminos iba diciendo: ¡buenos días! ¡todo va bien! Pero como a las 12 del mediodía, cuando el Sol estaba alto, en su cenit, y su calor aumentaba para bañar toda la Tierra, sucedió lo temido. Un vocerío de guacharacas cubrió al bosque: ¡incendio! ¡incendio1 ¡se quema el bosque! y las guacamayas alertaban y daban sus instrucciones: ¡corran! ¡aléjense del fuego!¡salven la comida! ¡lleven los pichones, cachorros y abuelitos cerca de los ríos! Cada quien hacía lo que podía.

Y el Cocuyo llamó a los elefantes y a las jirafas: ¡vamos a apagar la candela! ¿A dónde vamos, a dónde es el fuego? El cocuyo dirigía las operaciones. ¡Vamos al lugar donde los hombres hicieron su fiesta! ¡Allí empezó el incendio! Y salieron a combatir el fuego incontrolado y a salvar su bosque. ¿Y qué pasó? ¿Cómo empezó el fuego? Surgían de diversos sitios las preguntas. ¡No pregunten tanto! ¡Vayan a sus sitios, y abran los cortafuegos! ordenaba, con voz de mando, el cocuyo guardabosque. Los escarabajos con sus mandíbulas tenazas abrían cortafuegos aquí, y cortafuegos allá. Las ardillas y topos serraban con sus dientes viejos troncos de árboles para apartarlos de la candela y hacer diques. Los elefantes llenaban en los ríos sus trompas de agua y las vaciaban sobre la candela. Y las jirafas desde sus alturas soplaban fuerte para atajar las lenguas de fuego. Todas las mariposas aleteaban para airear el espacio. Y El Sol, desde lo alto, que veía todo, también ayudaba, bajando la potencia de sus baterías del lado donde ocurría el incendio para ayudar a enfriar los montes.

¡Salvemos al bosque!, en su paso grito el Viento! Y bandadas de mariposas y pájaros volaron hacia Sur en busca de las nubes para que trajeran las lluvias. Todos luchaban a brazo partido para controlar el fuego. Voraz se alzaba como un gigante inocente, que sin saber lo que hacía todo quería arrasar ¡Vamos todos, a concentrar nuestras fuerzas en el centro, y apuren a las nubes! gritó la jirafa. Los cisnes y cigüeñas junto a mariposas batían fuertes sus alas como ventiladores impidiendo el avance del fuego. Los otros: leones, tigres, serpientes, zorros, rinocerontes, monos, juntaban montones de tierras húmedas como muros para atajar la candela. Los elefantes, hipopótamos y cocodrilos, iban y venían, acarreando montones de agua.

Pero el incendio no quería ceder. Entonces, el cocuyo guardabosque, decidió jugársela a todo, a riesgo de su propia vida. Y como una tromba, desde la cabeza de una jirafa, se lanzó al centro del incendio, batiendo fuertemente sus alas, y cobijando el punto de ignición del fuego. Todos los animales quedaron sobrecogidos por el arrojo del Cocuyo. Y pronto de su cuerpo empezó a salir humo negro, y a oírse un chirrido y olor a cuerpo quemado. ¡Se quema el cocuyo!, un grito destemplado cruzó el bosque. ¡Lluvia, lluvia, que venga la lluvia! era el clamor unánime. Pero el Cocuyo no se dejaba vencer, y batallaba con sus alas intentando apagar la voraz candela.. Y su cuerpo, antes marrón, ya era negro. Y en el justo momento, en que sus fuerzas flaqueaban, llegaron las lluvias. Y un torrente, desde el cielo, cayó sobre el incendio y sobre el cuerpo chamuscado del Cocuyo. Por fin, el incendio fue vencido. El fuego fue apagado. Pero a nadie le quedó ninguna duda que también lo hizo el Cocuyo. Todos corrieron a socorrerlo. Y la lluvia fresca, junto a las manos solidarias de todos, aliviaron sus quemaduras. Y con las hierbas y plantas medicinales del bosque curaron sus heridas, y el cocuyo guardabosque rápidamente se recuperó.

En su cabaña terminó de curarse, y pronto alcanzó el vigor de antes. El bosque lo declaró su gran héroe. Y era el asombro de cuantos lo visitaban. Y una leyenda sobre la hazaña del Cocuyo pronto se extendió. ¡Parece otro! Se oía decir: ya no es marrón, como antes, sino negro como un carbón diamante. Y al darle la luz del sol o de la luna, sus alas despedían rayas de luz. Hoy son las mismas líneas luz-plateadas que surcan todo su cuerpo. Y cuando alza el vuelo, durante las noches, al final de su abdomen, prende una lucecita azulada que desde el incendio le quedó grabada. Ahora, cuando en las noches, se ve una lamparita suspendida en el aire, todos dicen: ¡ahí viene, el cocuyo! Y esa chispita es el mismo punto de ignición del incendio que su barrigita logró absorber. Y por eso, el fuego se apagó. ¡Que audacia y valentía! Ahora el cocuyo es un fanal repartidor de luz.

¡Caramba! ¿Quién apagó el incendio: el Cocuyo o la lluvia? ¿Y los hombres aprendieron la lección?

sábado, 21 de abril de 2007

La picardía del Cundeamor




Cundeamor, matita verde enredadera que engalana al verano. Le encanta una empalizada. Juega al amor con ella, abrazándola, enredándose entre sus palos,trepándola para ir repartiendo primero sus flores amarillas con ligeros tonos rosados, y luego, en los días siguientes, sus frutos en forma de capullos con perfecto equilibrio del color naranja con leves trazos de amarillos. Así destacan sobre las empalizadas llamando a los pájaros, y también a los niños, y ambos golosos suelen darse un festín. Y los niños comiendo cundeamor se trastocan en pájaros o los pájaros picoteándo el cundeamor se trasfiguran en niños. Crece no solo sobre las empalizadas, sino también sobre pequeños arbustos o en tierras frescas, y unas y otros se alegran por tan singular huésped. Donde haya una matita de cundeamor habrá jardín de manos de niños, picos de pájaros, abejas, mariposas y un sinfín de insectos: es colmena de vida como merienda en verano para todos los que quieran llegarse.

Flores de cundeamor, alegres en sus coloridos, duran un solo día, se oye decir. Al siguiente, se marchitan, y resisten casi otro día, para luego, en un milagro de vida, nacer los apetitosos frutos. También duran pocos días, pero suficiente para la gran comilona de pájaros y niños. Y los que logran quedar en pie van poco a poco secándose, entre retorcidos movimientos, para ir soltando sus semillas a la tierra acogedora o viajar en los estómagos de los pájaros hacia otros parajes donde en nuevo verano volverán a brotar para repetir la fiestas a sus siempres invitados.

Los niños querían saber la verdad: ¿duran un solo día? ¡Vamos a ver si es verdad! Y a pleno sol o empezando la mañana llegaban hasta las vivarachas maticas de cundeamores. Se instalaban frente a sus flores, y con mirada fija y curiosa pretendían espiar su crecimiento hasta el punto del nacer de su fruto. Pero llegaba la tarde, y finalizaba el día, y las flores impávidas, riendo en sus colores, parecían negarse a probar el dicho de “que flores de cundeamor duran un solo día”.

Pero al día siguiente, por acto de algún mago invisible, las flores habían desaparecidos. Y no se veía siquiera rastros, con todo y eso, de que los niños marcaban previamente las flores, como selección anticipada del fruto preferido. Y los frutos nacían sin atender a estas marcas. Y ahí estaban todos, brotados los frutos de cundeamor. Y sobre cada ramita enredadera, en hileras se ofrecían tentadores. Y si ayer, reían las flores ante los ojos observadores, ahora los frutos, en un hoy verano, se desgranaban en carcajadas ¿y que pasó? ¿Dónde están las flores? Ni huellas leves dejaron ¿Y de donde vinieron ustedes? Pero solo, en respuesta, flotaba la invitación tentadora del suculento fruto. Y pájaros y niños, por convocatoria secreta, se apresuraban a la cita con verdadero deleite.

martes, 2 de enero de 2007

Mi hija gaby



Del humano verdadero
ella es mi hija…
¡Maria Gabriela!
una flor que sostiene otra flor
y ella flor quiere saber si es flor para otras flores
y se afana siempre para que su flor sea jardín de flores
jardín de flores en otro jardín de muchas flores
flores de otoño
de invierno
de primavera
y volver a jardín de flores de verano

Y cuando me vine su imagen se hizo mi compañera
en múltiples verdes
en múltiples sepias y marrones
estación de otoño
aún en flores de verano
en preparación del invierno que otra vez dará primavera
y María Gabriela en medio de ese espacio sagrado
un espacio compuesto de tierra fértil para la vida
donde Van Gogh pintó en sus lienzos la fantasía

Y le vi…
¿o es el joven ciprés arropado con el verde mostaza?
Su figura algo encorvada por el peso de su esperanza
en el campo recién labrado para la siembra de mañana
bajo una tarde ya en penumbra para anunciar la noche
blandía su paleta melancólica con apenas cinco colores
verde
azul cian
el blanco
el negro
el amarillo su pasión
suficiente para pintar toda la luz del universo que lleva dentro
percibí la angustia de su mano por recoger la vida del campo
él como hombre entendiéndose con las primeras estrellas
y de su pecho gigante vi escapar el anhelo por una vida nueva
y su gran sueño-angustia hacer escuela de colores como arcoiris
de donde esperaba con ansia infinita ver nacer el artista verdadero
el hombre artista que solo sabría pintar la alegría de la vida
en grandes lienzos blancos donde el dolor jamás le alcanzaría
¿fue una visión como la esperanza que escondida espera?

Y a su lado en ese mismo espacio que nos envolvía
mi hija me cuenta los sueños que alcanzaría
en una melancólica tarde de luz que languidecía
y persistente flota la manos afanosas de Van Gogh
como haciendo señas para indicarnos el camino
y la tarde terminó anunciando la noche
y la pregunta sin que nadie la llamara llegó
¿mujer…hombre dónde vas a llegar?

Hija
la historia de este tiempo sigue delante
sin ser nosotros sus autores verdaderos
ajena cada vez más marcha delante
confundiendo los signos de la vida
para que no descubramos los verdaderos
y nuestro sueño a su meta nunca llegue
¿Cuál camino?
Andemos con nuestros propios pasos
sueños nacidos de nuestros íntimos anhelos
como navecitas azules a puerto deben llegar
bajo el propio esfuerzo forjado en desvelos

Y tus sueños…
y el sueño poema
otra historia deberá ser
para otro tiempo de luz
para otra vida de verdad
¡ese es el camino!

Mi hija mariale


Una mujer…
el hombre como especie
en un amanecer su humanidad despuntó
sin dar tiempo al asombro otra historia tomó
una de sueños esparcidos con débiles raíces
otra de piedras duras incrustadas en su ser
así anda en la historia extraviando su hacer
y a Quijote llega sin alcanzar el triunfo aún

Uno de sus sueños ha construido de plumas
y en otro amanecer en el viento ha de volver
no como esperanza lejana inaprensible
sino en retoño vivo que una madre alumbrará


Es mi hija María Alejandra
en un día luminoso cercano al otoño
a escasas horas de alumbrar un bello ser
¡su hijo ansiado con mucho amor esperado!

y ahí la vemos
en el bello jardín de Versalles
madre hijo y naturaleza
en medio del recital de verde y flores
en conjunción de música y armonía

Madre hijo y naturaleza
conjugación indisoluble que se ha puesto andar
sueño de plumas izado como vela blanca de luz
la aurora en el primer llanto del niño se anunciará
y ya no habrá piedras duras para caminos de dolor
y esta vez la conjugación indisoluble germinará

Y un coro acompañado de trompetas se dejará oír

El otoño sus árboles desnudos al invierno entregará
las hojas caídas en rico abono la tierra recibirá
y las flores de verano jardines nuevos formarán
para un recital de colores que en vida nueva brotará
Verano otoño e invierno en amorosa conjunción andarán
de su seno profundo la bella primavera otra vez nacerá
flores y verdor por todos lados con fuerza resurgirán
un canto alegre de pájaros en el bosque se oirá
Y todo este renacer de la vida en una sola canción
una música de cánticos de coro por el hijo que nacerá
envuelto en las cuatro estaciones en su eterno volver
y esta gran canción de cuna este hijo a otros entregará


Y ahora
ahí le vemos
en el bello Jardín de Versalles
la madre
el hijo
las cuatro estaciones
unidos en gran conjunción
formando el poema sinfónico de la vida
en medio del recital de verde y flores
como la nueva sinfonía Oda de la Alegría

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