Qué golpe! brisa de
alba
entrando por el
balcón que
abren ventanas en
el viento
siento el beso en
mis mejillas
y sé que eres tú
madre
quien ha llegado
Madre te siento llegar… y
voy a buscarte entre los árboles del
parque Los caobas y te veo riendo junto
a los Residentes
de piedras contándoles
leyendas ¿de
dónde viene la vida?
¿de las aguas de la
montaña del vientre?
en una plácida tarde fulgente de tenues brumas
malvas en las copas melancólicas de las caobas y
vistiendo los hieráticos cuerpos de los Residentes
que ya abrazándole sus troncos se tornan cobres
Te encuentro vestida en solsticio de invierno
llamando a la vida vivir en latencia para
despertar con mayor vigor en primavera
¿ese perfume es el tuyo o de las caobas?
derramándose para extinguir tristezas y
con su fragancia resucitar alegrías
haciéndote aún más bella bajo
tus lienzos violetas de invierno
paseando entre malvas y cobres
enarbolando tus flores azucenas
Y en aquel sendero que saluda al estanque
me vuelvo anidar entré tus cálidos brazos y
en sus aguas nos pusimos a mirar fulgidas estrellas
¡qué vivencia
viéndome en tu pecho amamantado y
aquella tú voz
arropando mi cuerpo recién nacido! y
desde ese instante te hiciste mi esencia por siempre
Y como ofrenda las caobas
en dehiscencia nos abrían sus frutos
semillas aladas alegres nos saludaban
junto a breves lluvias de hojas cayéndonos
desplegando en nuestros ojos su gama verde
y supimos que era de allí donde la tarde
se viste en lienzos de malvas y cobres
Me apresuré tomar tus manos porque
ya sabía que debías abordar tu bajel
¡seguir tu viaje
azul por el inmenso mar!
y bajo lluvia de fulgidas estrellas fugaces
de las Gemínidas te
hiciste una de ellas
¡fiesta decembrina bajo
el azul cielo siendo
partera de tantos
nacimientos de niños!
testigo la luna en
su manto añil malva
¡Espera madre!
Bajo esas luces de solsticio
llévate mis cartas de acompañante
garabateadas sobre esas hojas caídas
para que las vaya leyendo en el camino
en las hojas verdes escribo un amor verde
en hojas amarillas narro un amor amarillo
en hojas naranjas cuento un amor naranja
en hojas sepias te canto un amor sepia
¡un farol mi
espectro arcoíris de amor
zarpa contigo para ser
tú haz de luz!
¡tú y yo en la vida viviendo!
Y las Gemínidas en
el cielo
contemplan tu navegación
sobre el mar que abraza
este solsticio de invierno
expandiendo tú amor
Madre también llévate como serenata
este Ave María
de Giulo Romano Caccini
para que junto al rocío del solsticio
te arropen mientras miras al mar