martes, 31 de agosto de 2010

Y la fábula se hace realidad

La danza/Pablo Picasso


Y hablando de fábula
este era un niño

un sueño
ahora es un niño
que crece
crece
y crece…

La fábula

hasta el momento
es pura realidad
pero ella sigue…





La formación de un niño es la prueba de lo que es capaz hacer la naturaleza, como también lo es una flor, un fruto o un árbol. O una libélula o un pájaro. Y lo fue cuando el dinosaurio, y luego la presencia del humano sobre la Tierra. Y es asombro -hermoso acontecimiento- todo lo que se puede conseguir a partir de ellos cuando se atiende a su ley inmanente de desarrollo. Y más asombro aún es que a cada quien la naturaleza le asigne una escala de vida.

Gâel -el de esta foto-, en el arribo a sus 4 años, es la confirmación. Y ante él -quienes luchamos por no perder el vínculo natural- es inevitable no traer el viaje de la célula, su maravillosa titánica labor, hasta llegar a lo que Gâel es hoy. Y viéndolo -a través de esta imagen- también quedo maravillado. Lo bello se hace posible -recordando a Van Gogh- Y bajo este estímulo procuro -lucho- por hacerme más humano. Pienso que es una gigante tarea para todo hombre. Y desde esta reflexión miro su cumpleaños, al igual que los de su “grey” : Jesús Alejandro, Carmina y Enzo, cuando a cada quien le corresponda. Pero hoy todo va a su bella personita expresada en esta imagen



En compañía de familia con gozo sereno te he visto. Y en http://oruguitas.blogspot.com he leído sobre ti. Y resalta la frase-imagen ¡feliz cumpleaños! frente a la deliciosa torta con la cual te celebran. Hay razón poderosa para fiesta por tu feliz logro. Y desde aquí, entre las líneas Ecuador y Trópico de Cáncer, también me sumo a este júbilo. Me uno a las frases amorosas que te expresan y a los abrazos y besos que te dan. Pero desde otra óptica -y dentro de mi sentir- te hago altar para singular celebración.

Y desde esta singularidad recordaría el primer poema -tu gestación y nacer- : “Un triunfo de la vida”, que te escribí con la aspiración de que más adelante -tu crecer- lo tuvieras presente en tu misión vivir: Y en uno de los versos se dice:

“¿Gael a qué vienes?
Podrás hacer tu propio camino
una vida larga de amor
y arquitecto de vida serás
componedor de albas
crepúsculos y amaneceres”




Acaso no es hermoso este trayecto? Y desde aquél momento a estos 4 años -que ya describe el verso- agrego mi esfuerzo por aprehender en esa sonrisa suelta -pura alegría- y en la grácil torsión de tu cuerpo -junto a la risa pura libertad- las señales luminosas, el feliz mundo que has conformado dentro de ti. Porque, precisamente, creo que esos dos atributos -alegría y libertad- son los que portas, expresas y nos muestras. Su juego armonioso es y será la base firme para tus decisiones. Y los veo como fundamentos de un mundo para un reino de la felicidad: máxima que debe aspirar todo humano que precie serlo. Entonces, tus 4 años, -síntesis de estos atributos: mundo virgen hasta allí conformado- no son otra cosa que la Ofrenda para quienes quieran tomarla, tu invitación a quienes quieran construir una vida verdadera. Es como si dijeras: o lo toman o lo dejan.

Y ante este reto que lanzas habría que recordar que el hombre del tiempo actual, el de la llamada civilización de hoy, lleva ya siglos de existencia dejando a un lado esta Ofrenda. Y por eso es -negador de si mismo- como lo vemos, tenemos el mundo que hoy tenemos: nace niño con esta Ofrenda primaria y natural -que en esencia es el mismo comportamiento de la naturaleza- pero en el tiempo hasta el presente -por razones y causas históricas aún no debidamente estudiadas- se trasmuta en otra “ofrenda” -el mundo de hoy- opuesta y contradictoria que niega el reino de la felicidad que el humano debe aspirar.

Porque alguien que ríe de esa manera -como tu lo sabes hacer- y que expresa ese movimiento que fluye libre, tiene que ser por causa de la existencia de una alegría y una libertad puras, primigenias que anidan dentro de ti. Y tu vivir -lucha- habrá de seguir para mantenerlas inalterables durante todo tu crecer. La simbiosis de ambas purezas engendra ese mundo -de 4 años hasta ahora- dentro del cual vives y te manifiesta. Y si nosotros -la gente grande- se nos ocurriera aplicar -desarrollo y enriquecimiento de esas purezas- ese mundo que nos muestras a una vida que tuviera verdaderas misiones humanas, seguramente construiríamos en la Tierra un real vivir: el disfrute de la felicidad en su variabilidad y riqueza, como al nivel de tus 4 años se manifiesta.

Y frente a esta hermosa posibilidad -que aún el hombre no ha tomado- imaginamos oír la dulce voz del “Principito” -Le Petit Prince- desde su pequeñito asteroide, y la del propio Antoine Saint-Exupéry desde su avión como autor de la fábula, que advierten: esta gente grande -que se autollaman adultos- no pueden construir un vivir verdadero mientras estén ocupados en esas cosas que dicen que son “muy importantes y serias”. La política, la guerra y los negocios -en la que llevan siglos para estar en el mismo punto o peor- son su ocupación primordial que no pueden dejar por esa posibilidad.





Entonces, Gäel, la celebración de tus 4 años -y los que han de venir- es la fogata que enciendes para mantener viva la posibilidad de otro vivir, que es el tuyo, y que lo expresa en esa alegría de tu risa y en las chispas encendidas de tus pupilas. Y que pese a la oscuridad de este tiempo que se nos obliga "vivir", quienes te amamos nos las ingeniaremos o inventaremos para tomar tus chspas y risa como guía luminosa en el camino que hemos de andar.




Cuento/Pie pequeño






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