miércoles, 13 de octubre de 2010

...y que siga la música


Bracio Ferrari/viola/1536

Y habrá de venir un tiempo
de solo humanos que
hagan solo vida humana.
Y nos estamos preparando:
el andar del niño y la madre
tomados de las manos,
y sus ojos ven allá lejos
aún la luz que una vez Prometeo
tuvo la osadía de “robarla” a Zeus
y ofrendarla a los hombres en oscuridad
para que construyan su mundo de luz.
Y algo ya han logrado en este andar:
la música!
hermoso grito al viento
unos de dolor otros de alegría

Prometeo lleva el fuego a la humanidad
Heinrich Friedrich Fuger/1867



La música. La música siempre ha estado al lado del hombre. En sus momentos de alegrías, y en sus momentos de tristezas. Y en particular, cuando está extraviado o conmocionado por el impacto de algún acontecimiento, o por la vivencia de una determinada situación que lo desgarra o lo hunde en reflexiones, siempre ha recurrido al auxilio de la música. Allí se refugia, se resguarda, acampa para que pase el temporal o hace estación bajo uno de sus aleros para descifrar signos o buscar soluciones a lo que le inquieta. O como mínimo, dejar la esperanza planteada bajo la forma de una interrogante. Y esto es más apremiante en tiempos como los que hoy vive. Hablamos del hombre que le preocupa su destino: con afán intenso busca zafarse de la tragedia humana, aspira una vida mejor, un mejor vivir para siempre, siempre como la música. La música invento del alma: siempre bálsamo de curación para el hombre y exaltación de su espíritu para trazar la geometría de su vida.

Pensamos que es bueno y saludable tener presente esta idea general sobre la música y el hombre, en momento cuando tenemos noticia sobre un intérprete y/o compositor que ponen su arte al pie de un tirano, con pretensión de mesías-monarca que martiriza a una nació a nombre de la democracia. Y más grave, un tirano con el altísimo mérito de la ignorancia, hoy existentes. Y lamentable, esto suele ocurrir en la historia hasta hoy, como para tener siempre presente la pena del hombre.

Pero para borrar estos momentos, y en particular, para el actual, es saludable recordar que son muchos los intérpretes y/o compositores que viven –en espíritu o en presencia física- con nosotros, y que nos ofrendan su arte para ayudarnos a sobrellevar la vida de este difícil tiempo. Y en este momento invitamos a una voz que parlamenta en nuestra imaginación con una cuerda. Voz y cuerda que suenan en el pentagrama de nuestra alma. Oigamos a Luciano Pavarotti y a Juan Sebastián Bach

Luciano Pavarotti (Módena, 12 de octubre de 1935 - 6 de septiembre de 2007) Tenor italiano. Hijo de Adele Venturi, trabajadora en una fábrica cigarrera, y de Fernando Pavarotti, panadero y tenor aficionado, que estimuló a Luciano para comenzar sus estudios en el mundo del canto lírico. Un cuadro familiar de penurias económicas que cubrió su infancia y adolescencia. Fue fundador de los conciertos al aire libre para grandes concentraciones humanas. Practicó la ayuda a refugiados y a la Cruz Roja.



Johann Sebastián Bach. Músico alemán. (Eisenach, Turingia, 21 de marzo de 1685 – Leipzig, 28 de julio de 1750). Organista, clavecinista y compositor alemán de música del Barroco. Tocaba el órgano, clavecín, el violín y la viola de gamba. De una de las familias de músicos más extraordinarias de la historia. Durante más de 200 años, la familia Bach produjo docenas de buenos ejecutantes y compositores. Y en 6 generaciones dio 50 músicos de importancia. Su padre, Johann Ambrosiu Bach –violinista y trompetista-, le enseñó tocar el violín y el clavecín. Sus tíos eran todos músicos profesionales y de fama. Uno de ellos, su tío Johann Christoph le introdujo en el arte de la interpretación del órgano.













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