sábado, 1 de junio de 2013

A Carmen Susana la madre perenne


De flores orquídeas
tejo  una corona
sobre tu cabeza amada
y a las espigas
de ese orquidal florecido
bajo la luna llena de mayo
con mi amor las hago estremecer
para desparrmar los perfumes
                                    balsámicos que unten tu cuerpo
cuando navegas en el bajel
                                                                                             de  tu larga  navegación   



31 de mayo
entre la línea ecuatorial y el trópico de cáncer
todo el despliegue de una franja de vida tropical
que cierra  el ciclo de sus ofrendas primaverales
para acumular el abono de las subsiguientes entregas
siempre la muerte incubándose en la vida
siempre la vida germinando encima de la muerte
y lo mismo la perenne madre Carmen Susana
en ciclos sobre la tierra en ciclos sobre los cielos


Pero como la primavera de alguna manera te has ido
porque ya no percibo el sonido de tu cuerpo
ya no veo el pasar de tu frágil tránsito
ni el alegre fragor de tu hacienda
y tus manos no las miro en la artesanía de la vida
pero como la primavera de alguna manera estás conmigo
porque sigo oyendo las ondas de tu voz  que acarician
el aleteo vivaz de tu risa abierta
el siseo de las brisas que nacen  en tus manos
el chasquido de los tizones de tu fuego
y como la gota en el filtro de piedra de agua dulce
el maná persistente de la fuente de tus consejos
y tu imagen diciéndome hijo acampas en mi regazo
y sabes madre que de ese acampar vivo
que da la certidumbre de que nunca te has ido
siempre estás conmigo en mis andares
tu vida siempre dentro de la mía
dos vidas en una para seguir viviendo


31 de mayo sólo una fecha accidente
porque tu retrato a mi lado siempre
ahí está con tu risa desplegada al viento
imperturbable testimonio de la vida
que me graba el gran valor de vivir
porque frente a los sucesos de este tiempo
esa risa me dice ¡mucho mejor es vivir!
como lo canta los cánticos de tus rezos
por los siglos de los siglos amen

Y al vuelo de la copa de vino
donde el líquido tinto va apagando
los penúltimos cantos de las chicharras
y bajo la sombra del acampado
digo ¡salud madre!
en éste otro 31 de mayo
fugaz primavera sobre el arco tropical
tu bajel que no cesa de ir que no cesa de venir
amén

  

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