El cisne se encuentra con Gael |
En este tiempo
vemos la belleza
fuera de uno mismo
irreconciliables
pero vendrá el tiempo
donde la belleza
vivirá
dentro de uno mismo
una solo vida
para un solo vivir
Recuerdo
aquella tarde acompañado de mi niño Gael
cuando
siento que entra apurada una brisa de invierno
como
si fuera un diapasón sobre el brazo de agua que
hace
vibrar su piel a ritmos tonales componiendo un
pianísimo
adagio cuyos acordes en ondas concéntricas
rompen
sus aguas en cristalitos donde rebotan los resplandores
de
un sol en ocaso que ya empieza llamar la noche asomando
luceros
sobre aquél quien pensativo mira desde un banco
la
ligera navegación de un cisne blanco rumbos aguas arribas
y
aguas abajo al ritmo del adagio que le resucitan los surcos
de
una biografía también aguas arriba y aguas abajo
en
el péndulo de aquellas horas que siente gotear en las
lentas
notas del adagio que en acordes muy pianísimos
tocan
las fibras profundas de su ser
A
mi lado el niño Gael que también mira su
altiva
figura que no cesa de surcar el agua
paseando
su hermosa blancura que semeja
a
un ligero velero cargado de nieve pura que
la
brisa parece pintar con diminutas masas de luces
que
se expanden en rebotes a todo el brazo de agua
como
una paleta de luz claroscuro que lo desdobla
en
la imagen de un ballet de una melancólica pareja
que
va bailando por toda aquella extensión de agua
Y a los ojos que les miran la belleza blanca corporiza
en
sí misma su existencia en un resplandor instante
cuando
el cisne detiene su navegar casi a nuestro frente
que hace que todo el entorno pareciera quedarse
quieto
como
un encantamiento del pequeño paisaje invernal
y
vemos al cisne una pequeña colina de nieve bajo el soplo
de
la brisa que emprende con mucha gracia el arreglo de algún
desorden
de sus plumas ovalando aún más su cuerpo
entretanto
que abre con vigor sus alas bajo un alto tonal
del
adagio que de improviso hace detener al
ballet
y
desdoblarse aún más en ondas de blanco reflejo
Y en ese momento aquél quien mira desde el banco
hace aposento en sus pupilas irisadas de azul y
el adagio ya hecho música del alma se hace ondas de agua
Y
después el cisne y la brisa recomponen la superficie
del
agua bajo las líricas notas del adagio apenas audible
y
por algún soplo nuevamente la pareja reinicia el ballet
como
si recosiera el encantamiento que cubre las aguas
un
manto suave que envuelve la navegación reemprendida
a
lo largo del brazo de agua que insistentemente surca
como
si estuviese cultivando una imaginada siembra
Y
bajo el encantamiento el cisne acude a la mirada del niño
como
encuentro de dos bellezas dos libertades dos vivires
a
orilla del brazo de agua y a orilla de éste tiempo y en código
secreto
entablan su diálogo sobre quién sabe cuáles asuntos
solo
escuchados por el silencio que reina en el lugar
pero
a aquél quién sentado y sólo mira desde el banco
ambas
figuras le traen el recuerdo de niño cuando
mirando
al mar desde una piedra partió su
biografía
y
¿qué somos?¿podemos recomponer los pedazos
esparcidos
en el camino como lo hace el agua?
Y
la brisa haciéndose más helada eleva el adagio que
dibuja
en estampa en una sola huella al cisne y su reflejo
en
el cristal del agua que parece replicarlo con el ballet
Bajo el adagio el cisne acude a Gael |
Y
aquél quien miraba desde el banco ensimismado
cogido
de las manos parte con su niño bajo aquella noche que
comienza
mientras que aún un tanto lejos persistía el sol
que
ya cae en raudal lluvia de hilos naranjas y lilas que en
resplandor
débil inunda el pequeño paisaje invernal
y
en ese cuadro quedó el cisne en su brazo de agua
pero
también aquél quien estaba mirando desde el banco
ahora
haciendo aposento en sus pupilas irisadas de azul
y
ambos en ese adagio del alma seguirán en los inviernos
Detalle del lugar de donde se miraba al cisne navegar |
Lugar del cisne y donde el sol en ocaso pasada las 8 pm aún está en el cielo |