jueves, 19 de mayo de 2011

Canto de invierno


Y fue un 17 de mayo del 2007
cuando alguien dijo:   
 “Y esta imagen
a partir de ahora la llevaré
prendida en mi alma
y ella –mi alma-también
su gemela será”

Y ahora a partir de mayos
la lucha por el amor y la vida arrecia
resiste el cordón umbilical
como en el sideral espacio
las estrellas “pólux” y “cástor”
en su madre constelación géminis.

Y si ellos en su universo viven
por la misma ley  universal
hijos y madre
sostendrán en sus manos
la ruta estelar
para también vivir


                                     
Dos universos
en uno lucha decidida
porque ese día abrieron sus parpados
para que tengamos la medida del asombro
miradas encendidas como fogatas
para que tengamos el sostén de  la vida

Y en otro
también lucha
para llover inviernos
que fertilizan la tierra
para fructificar la vida
dos universos encendidos
para sumar uno solo

Entonces,
cómo han de apagarse
si en ellos está nuestra vida?
Si el hombre no responde
que responda el viento!



Un día como tantos otros
de un tiempo que viene
de muy lejos
muy cansado
de tanto perigrinar
se detiene en el timbrado
canto de las chicharras
timple tenor
barítono soprano
y a veces bajo como
si estuviera contando penas
incesante repasa
los registros sin pausa
de un pentagrama
de líneas indefinidas
grito en monotonía angustiada
un larguísimo llanto
que llama al invierno
aquél que anhela pero
que no termina de llegar
porque anda perdido
en sus mudanzas estacionales
y sabemos que las aguas
son manantiales de resurrección
pila de aguas para bautizar el nacer
entonces,
que ha de ser la vida del hombre
desde los hijos que pare la madre
ante tanta mengua de las aguadas
que se afanan por llegar hasta el mar.
Y tanto canto o grito para solo ráfagas de invierno
que logra arrancar desde las entrañas de la tierra
para en algo regar las entrañas de la vida
mitigar la sed que aprieta la garganta
tanto canto de amor para tanto desierto
tanto desamor para tanta soledad
alivio amargo en el rostro del hombre
y cabizbaja su voz empieza languidecer
cada vez su vuelo empieza a escasear
y ya no se les ve en manadas volar
sobre las convexidades del viento
pero otra vez bajo vida larvaria vuelve a la tierra
a sus catacumbas terrosas para continuar la espera
anhelar la vuelta de la rueda de las estaciones
para otra vez sin cansancio llamar al invierno
aquél que nunca sabe cuando llegar
y es cuando alguien mirando el azul profundo
llega decir: un día el hombre hará correr
un caballo por la gama de un rayito de sol
y brotar amaneceres sobre campos amarillos
donde la esperanza del niño se haga espiga de trigo
bajo un canto permanente de chicharra
celebrando inviernos verdaderos.

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