De la pupila de un niño
nacen horizontes índigos
que cruzan
océanos para ir descifrar
el código
y vendrá el día que habrá
que navegarlos
siguiendo su dirección
cardinal
y anclar el sueño
antiguo del hombre
sobre una tierra firme
aún por conocer
amar al niño es vivir
Frente al mar
olas tras olas llegan a la playa de brazos abiertos
para mantener
siempre viva la vida infinita entre rocas y arenas
y una de ellas pequeña pero mina de
tantísimas otras
capitán al
timón la luna de agosto en un bajel de viento aventurero
trae un
luminoso signo: 6 años en un
crepúsculo de colores vivos
cantando ristras
de porvenires en libres sonatas
que
arremolinan alborotos de risas en mantos de espumas
joven
pergamino que como vela despliega la biografía de Gäel
conjunción presente
y futuro un solo camino en su horizonte
Y hasta hoy son 6 años vividos en alegría y que paso a
paso habrá
de sumar otro que marcará la huella indeleble de su
arribo
a la cálida tierra africana: síntesis de sol y agua en
verde para vivir
donde habrá de unir su camino a las huellas del hombre
originario
aquél que de África partió con la gran misión de hacer un
mundo
de hombres hermanos para un vivir solidario que lo
hiciera feliz
y ese horizonte ahora teñido en canela podrá abrirse en
abanico
como alegres palmeras que baten sus palmas para festejar
la vida
Y en mi
piedra mirador diagonales que se izan desde el mar Caribe
ahora contemplaré
su figura alegre correr por las playas de Gabón
aguijoneado
por el reír de flores de Enzo y Carmina
como él mismo
lo hacía por la ribera del hermoso rio La Sena
durante aquellos
alegres paseos en el verde parque “La Courbiere”
cuando
alborozado corría tras los barcos que surcan su cauce
lanzando
gritos como si su correr fuera un cartero de aleluyas
y otras veces observando el solemne correr de
las aguas
como tratando de descifrar los signos que asume suyos
quizás para probar que en sus genes hay sangre marinera
la vocación navegante que hasta hoy alcanza 6 años de
vida que habrá de seguir prolongándolos en esa línea horizonte
y me digo
y me digo
que maneras de darnos lecciones para vivir en presencia
del majestuoso rio La Sena en asombroso silencio aguas
abajo
en su propio paisaje vivo verde habitado de pocas
gaviotas gansos patos y cisnes que aún quedan
en su costa
Y desde esta piedra marina a donde cariñoso llega su recuerdo bajo
los acordes de un nocturno en do sostenido menor de Fréderic Chopin
con esperanza soplo su vela blanca para hendir el mar: niño velero adelante!